Si su meta es una competencia física óptima, se deben tener en cuenta todas las habilidades físicas generales:
1. Resistencia respiratoria/cardiovascular: la capacidad de los sistemas corporales para recolectar, procesar y transportar oxígeno.
2. Estamina: la capacidad de los sistemas corporales para procesar, transportar, almacenar y utilizar energía.
3. Fuerza: la capacidad de una unidad muscular, o combinación de unidades musculares, para aplicar fuerza.
4. Flexibilidad: la capacidad de maximizar el rango de movimiento de una determinada articulación.
5. Potencia: la capacidad de una unidad muscular, o combinación de unidades musculares, para aplicar su máximo de fuerza en el menor tiempo posible.
6. Velocidad: la capacidad para reducir el tiempo de ciclo de un movimiento repetido.
7. Coordinación: la capacidad para combinar diversos patrones de movimiento definidos en un solo movimiento definido.
8. Agilidad: la capacidad para reducir el tiempo de transición entre un patrón de movimiento y otro.
9. Equilibrio: la capacidad de controlar la ubicación del centro de gravedad del cuerpo con respecto de su base de apoyo.
10. Exactitud: la capacidad de controlar el movimiento con una dirección o intensidad determinadas
Para lograr una competencia física óptima, es crucial desarrollar un enfoque integral que abarque todas las habilidades físicas generales: resistencia respiratoria/cardiovascular, estamina, fuerza, flexibilidad, potencia, velocidad, coordinación, agilidad, equilibrio y exactitud. Un programa de entrenamiento equilibrado y variado que incluya actividades y ejercicios específicos para cada habilidad garantizará un desarrollo físico completo y una mejora general del rendimiento. Adaptar y combinar diferentes tipos de entrenamientos a lo largo de la semana permitirá mantener el cuerpo desafiado y en constante progreso, promoviendo no solo el rendimiento físico sino también la prevención de lesiones y el bienestar general.